ALBERTO ALVARADO
El gran compositor de fina inspiración que dejara sus obras de fama
internacional como sus inolvidable los valses Recuerdo y Río rosa, Alberto M. Alvarado López, nació en la Ciudad
de Durango, capital del estado del mismo nombre, el 10 de diciembre de 1864. Sus
Padres fueron Don José Refugio Alvarado y Doña Agapita López de Alvarado.
Cuando aún no cumplía los ocho años de edad, se inició en la música con el
maestro Don Pedro H. Ceniceros. Las naturales disposiciones que poseía para la
música y su gran afición le hicieron adelantar tan rápidamente que, en 1875,
figuraba entre los ejecutantes más destacados del maestro Don Manuel Herrera,
organista de la catedral de Durango. M
En la capital
duranguense, desde el año de 1863, los pequeños conjuntos musicales y orquestas
del baile, vinieron evolucionando debido al afán de progreso de los músicos.
Así, encontramos que el Profesor Don Jesús Trujillo tenía constituido un
sexteto, entre cuyos integrantes estaba como violinista el también célebre músico
de Durango, Don Alberto Amaya, quien en 1882 se trasladó a la capital de la
república con el fin de ingresar al Conservatorio Nacional de Música, para
aumentar su acervo de los conocimientos músicales.
Al dejar el maestro
Amaya el puesto de violinista en el sexteto, fue llamado el maestro Alvarado
para cubrir la vacante. Al poco tiempo, el maestro Trujillo le dejó también la
dirección del conjunto, al que Alvarado introdujo nuevos elementos. La orquesta
bajo su dirección, rápidamente adquirió prestigio en la ciudad duranguense. En
1883 el maestro Alvarado era considerado el mejor violinista de Durango, lo que
le valió ingresar como concertino a la compañía de ópera de la eminente
cantante Ángela Peralta, al llegar en su gira a esta ciudad, de donde prosiguió
a Mazatlán, lugar en que se disolvió dicha compañía al ser atacada por la
fiebre amarilla, de la que murió víctima la famosa diva mexicana, el 30 de
agosto de ese mismo año. De Mazatlán regresó el maestro Alvarado a Durango e
ingresó como director a la compañía de zarzuela de Don Faustino Ureña, en la
que debutó dirigiendo "Los sobrinos del Capitán Grant". En su nuevo
puesto de director de zarzuela, adquirió la experiencia que lo preparó para
hacerse cargo, posteriormente, de la banda de música de la escuela correccional del estado, la que
dirigió varios años. El primero de octubre de 1892 llegó a la ciudad el primer
ferrocarril, y para celebrar este magno acontecimiento, se realizaron festejos
efectuados los días 10,11 y 12 de noviembre del mismo añoo, en los cuales actuó
con gran éxito la orquesta del maestro Alberto M. Alvarado. El triunfo que
obtuvo la orquesta en estas fiestas, determinó que el gobierno del Estado la
enviara a la exposición internacional de Chicago de 1893, en la que alternó con
orquestas de fama mundial. A su regreso de esa visita al país del norte,
nuevamente volvió a los Estados Unidos de norte América, como director de
opereta y zarzuela, habiéndose presentado en Chicago, Atlanta , Búfalo y Nueva
Orleáns. Al regresar a Durango, le fue encomendada la dirección de la banda del
estado, puesto en el que permaneció, ininterrumpidamente, doce años.
Posteriormente volvió en otra gira a los Estados Unidos, al frente de una
compañía de opereta, con la que estrenó allá varias obras. La producción
musical del maestro Alvarado es muy amplia, puesto que desde muy joven escribió
para las orquestas y bandas de música que él dirigía; se asegura que sus obras
pasan de 1500. Dada la importancia y calidad de sus obras, pronto tuvieron gran
prestigio no sólo en la ciudad de Durango, sino en todo el estado y después en
la república entera. Algunas de estas composiciones han alcanzado renombre
internacional, como sus gustados e inolvidables valses Río rosa y Recuerdo. A
partir de 1886 su producción musical vino siendo de formas más amplias y de
mayor calidad, entre las que se encuentran oberturas, fantasías, óperas,
operetas y obras sinfónicas como "El príncipe de Asturias", que, en
1908, en España, ejecutó la real banda de alabarderos de Madrid. El maestro
Alberto Alvarado se hizo merecedor a muchos homenajes y recibió numerosos premios.
El 17 de septiembre de 1922, entre los festejos que se celebraron en la ciudad
de México, con motivo de las fiestas patrias, la banda de artillería le rindió
ferviente homenaje, ofreciendo una audición con obras suyas. El dos de octubre
de 1923, en Ciudad Juárez se organizó un sindicato de músicos, el cual honró al
maestro Alvarado adoptando su nombre. En 1924 la Banda de Charros de Pachuca,
capital del estado de hidalgo, le otorgó una condecoración. En 1929 el gobierno
de su estado natal le concedió una pensión vitalicia la cual al morir él,
pasaría a su esposa, por haberse estrenado en Bélgica, el 7 de abril de ese
año, su poema sinfónico Cuauhtémoc. El 14 de abril de 1935, en Durango se le
rindió un gran homenaje, al inaugurarse una escuela primaria con su nombre. Don
Alberto M. Alvarado, el inspirado compositor de muchas obras que son y serán
siempre gustadas por todos, falleció el 18 de junio de 1939, en la misma ciudad
que lo vio nacer: Durango.
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